Eagle considera los hechos y las cifras que demuestran la seguridad de la inspección por rayos X de los alimentos.
Tradicionalmente asociada a tratamientos médicos y dentales, la utilización de rayos X siempre ha sido tratada con respeto y cuidado por quienes se dedican profesionalmente a ella. Ahora que los sistemas de inspección por rayos X forman parte de los procedimientos de seguridad alimentaria, no es de extrañar que muchos fabricantes de alimentos estén preocupados por la seguridad de las máquinas de rayos X en el proceso de inspección de alimentos.
Aunque es cierto que la gente debe tener cuidado con la radiación, lo cierto es que los niveles de radiación utilizados por los sistemas de inspección de alimentos por rayos X son muy bajos, y además los equipos de inspección por rayos X están muy regulados y funcionan dentro de unos límites de seguridad muy altos.
¿Por qué utilizar rayos X?
La razón por la que los rayos X se utilizan en la inspección de alimentos es que son excepcionalmente buenos para identificar cuerpos extraños no deseados en los alimentos, como metales ferrosos, metales no ferrosos y acero inoxidable. También pueden detectar compuestos de vidrio, hueso, piedra, plástico y caucho. Además, la inspección por rayos X puede realizar otras funciones, como medir la masa y contar los componentes, identificar productos que faltan o están rotos, controlar los niveles de llenado, inspeccionar la integridad de los precintos y comprobar si hay productos o envases dañados.
¿Qué son las radiografías?
Para entender por qué los sistemas de inspección por rayos X son seguros para los alimentos, en primer lugar es importante comprender qué son los rayos X: pueden definirse como una forma de radiación electromagnética, como la luz o las ondas de radio. La longitud de onda de los rayos X les permite atravesar los materiales y los cuerpos extraños ocultos, como el cristal o el metal, pueden detectarse porque reflejan más rayos X que los alimentos que los rodean.
Un nivel seguro de radiación
El nivel de rayos X utilizado para inspeccionar los alimentos es tranquilizadoramente pequeño; la cantidad de exposición a los rayos X que recibe un operario de una máquina de inspección por rayos X en la industria alimentaria es mucho menor que la cantidad que absorbe todo ser humano de la radiación de fondo natural que nos rodea.
También hay pruebas científicas que demuestran que los rayos X no perjudican a los alimentos. Un estudio realizado en 1997 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que los niveles de radiación en los alimentos de hasta 10.000 Gy (una medida de la radiación) no afectan a la seguridad ni al valor nutritivo de los alimentos -y la dosis de 10.000 Gy de radiación es aproximadamente diez millones de veces superior a las utilizadas en la inspección por rayos X-, lo que demuestra que los equipos de inspección por rayos X se mantienen dentro de los límites de la seguridad.
Los consumidores no experimentan cambios en la calidad
La seguridad de la inspección por rayos X de los alimentos está avalada por el hecho de que las principales marcas de todo el mundo utilizan sistemas de inspección por rayos X. Los fabricantes que se han pasado a la inspección por rayos X constatan que los consumidores no experimentan ningún cambio en la calidad de los alimentos. Esto no es sorprendente si se tiene en cuenta que los niveles de dosis utilizados en la inspección de alimentos con rayos X son inferiores a una diezmillonésima parte de los utilizados en el estudio de la OMS.
Sin efectos nocivos
Los alimentos que pasan por un sistema de inspección por rayos X permanecen menos de un segundo en el haz de rayos X. Durante ese breve espacio de tiempo, recibe una dosis de radiación tan baja que incluso los alimentos ecológicos pueden someterse a una inspección con rayos X sin que disminuya su condición de ecológicos.
Así pues, lo cierto es que los alimentos que han pasado por un sistema de inspección por rayos X son tan buenos y sabrosos de comer como lo eran antes de ser escaneados. No se producen cambios apreciables en los sabores, texturas o valores nutricionales, y los alimentos que han sido sometidos a rayos X no se distinguen en ningún aspecto de los que no lo han sido.