Admitámoslo, los fabricantes y proveedores de alimentos son bastante expertos en salud y seguridad hoy en día. Pero, ¿cuánto saben de la contaminación de los productos bombeados? Si tiene productos bombeados en su línea, siga leyendo porque muchos fabricantes con los que hemos hablado no se han dado cuenta de que la inspección por rayos X puede tener lugar mientras se bombean los alimentos.
Aunque a veces se pasa por alto, el PCC más importante suele estar al principio del proceso de producción. Es importante eliminar los contaminantes que residen en la materia prima o a granel entrante en una fase temprana del proceso, antes de que se mezclen o combinen con otros ingredientes. Normalmente, el material se encuentra en su estado más homogéneo y los contaminantes físicos son mayores y más fáciles de encontrar y eliminar. Esto impide que pasen por otras fases de procesamiento, producción y envasado, que pueden descomponer aún más los contaminantes, haciéndolos más difíciles de detectar. Además, cuanto más tarde en el proceso se encuentre y elimine el contaminante, mayor será el coste en el que incurra el fabricante, incluida la cantidad de producto bueno rechazado con el producto contaminado, el coste de la energía, los materiales de envasado y la reelaboración.
La fase de bombeo presenta una gran oportunidad para inspeccionar los alimentos, ya que suele tener características que favorecen la inspección, como la homogeneidad del producto. Se refiere a la textura y consistencia del producto. Con productos como mermeladas, yogures o carne para untar, se obtiene una consistencia agradable y uniforme. De este modo, los sistemas de inspección por rayos X detectan con mayor facilidad los contaminantes físicos; mucho más fácil que cuando se han añadido productos adicionales como frutos secos, cereales o salsas.
Carne y aves de corral bombeadas
Los huesos calcificados son, con diferencia, los contaminantes físicos más comunes en la carne y las aves de corral bombeadas, aunque también pueden manifestarse agujas, plomo o perdigones de acero de los cazadores. La inspección por rayos X permite detectar huesos y dientes de hasta 3 mm y metales de hasta 0,8 mm, con un rendimiento típico de hasta 6 toneladas por hora. Un problema habitual de la carne y las aves bombeadas son las burbujas de aire, que pueden provocar un falso rechazo al confundir el vacío creado por el aire con un contaminante. Sin embargo, la simple instalación de una bomba de vacío a presión en la fase inicial del proceso de producción eliminará este problema al crear un flujo más homogéneo.
Lodos, semisólidos y fluidos
La radiografía es perfecta para productos que no se pueden tamizar, como salsas para pasta o sopas con trozos. Los contaminantes físicos pueden ser realmente diversos, pero con la inspección por rayos X se cubre toda la gama, incluidos metales de hasta 0,8 mm, vidrio y piedra de hasta 3 mm y plásticos densos de hasta 4 mm. Con lodos, semisólidos y fluidos, hay un alto rendimiento de hasta 6 toneladas por hora, dependiendo de la bomba y del diámetro de la tubería utilizada, por lo que la velocidad de producción no se ve afectada. Los rechazos se eliminan normalmente a través de una válvula de bola desviadora y se pueden volver a trabajar si la aplicación lo permite.
Soluciones Eagle
En Eagle, ofrecemos una gama de sistemas de tuberías personalizados para la inspección por rayos X de líquidos, lodos y materiales sólidos que garantizan que los alimentos bombeados cumplen los principios HACCP y los requisitos de seguridad alimentaria de los minoristas. Todos los sistemas de inspección por rayos X Eagle incorporan el software de imágenes Eagle SimulTask™ que genera potentes rutinas de análisis de imágenes, funcionalidad de aprendizaje automático para una configuración y cambios de producto más rápidos, diagnósticos en pantalla y visualización del estado del sistema de seguridad. Esto significa que el análisis del producto bombeado puede realizarse simultáneamente, lo que proporciona una capacidad de detección óptima y minimiza los falsos rechazos.
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